Manifesto

El bombo, los lásers, la caja. Oh, la puta caja. Los ojos de la gente tras las gafas tintadas. Los faders suben y bajan. La gente cae o salta. Gritos, sonrisas, jadeos. Guiños de complicidad en la oscuridad.

Huyendo sin moverme del sitio. Buscando, indagando, maquinando… Pitan los oídos. Una frecuencia menos del espectro auditivo. Pero aquí se vuela, no se escucha. Superman y Mozart. ¿O era Beethoven? No importa. Pero es que nada importa.

Éramos tan felices. Los tirantes, los cubatas y la hora. Tik tak, tik y tak. Hambre. Me como los Hi Hats. La melodía me la bebo. Dulce, suave, fuerte… ácido. Lo escupo y me lo vuelvo a tragar.

Las manos arriba porque esto es un atraco. Las ondas se pueden tocar. Llegan al pecho. Profundo, muy profundo. El drop que nunca llega, pero cuando llega… ¿Dónde estamos? No, no, esa no es la pregunta: ¿quiénes somos?

← Volver